Posted by Findûriel in , | 28.9.08 4 comments
Hoy me he puesto retro, qué quieres. Porque me he dado cuenta de que hoy en día habría sido imposible que las adolescentes escuchasen un grupo melódico de calidad compuesto por un gordo, un feo, un sudaca y un empollón, si no llevaran encima toneladas de bling-bling o cantasen a las excelencias de un culo, unas tetas o un coche.

Uno de los primeros discos que me compré en mi vida (ay, esas cintas analógicas...) fue el primer trabajo (homónimo) de All 4 One (1994). Le daba un poco bastante a este tipo de música melódica, y los Boyz II Men no me molaban demasiado, estaban todos demasiado cortaditos por el mismo patrón. Y además siento una extraña atracción hacia las voces agudas, como la de Jamie Jones.

Y digo que hoy en día un grupo como ese no hubiera triunfado. No eran nada fuera de lo normal estéticamente, vestían como cualquier persona de la calle, y hacían una música sencilla, sin artificios ni aderezos a su escenografía. Jamie estaba gordo, Delious no era un dechado de belleza precisamente (aunque hay cada adefesio en la música actual que... mejor no hablar), Tony era el típico hijo-de-burgués con sus gafitas y sus sudaderas, y Alfred era hispano y además llevaba un intento de bigote horrrrripilante...

Sin embargo tuvieron éxito, y mucho. Indudablemente porque su calidad musical estaba por encima de las apariencias... y porque sí, nos molaban los tíos buenos, pero para algunas cosas. Para las demás, preferíamos escuchar música bien hecha.

Todo el mundo se acuerda de I swear, pero yo quiero hoy recordarlos con una de mis canciones favoritas de aquel que fue el segundo disco que me compré en mi vida: So much in love.

¡Salud y R&B!


Findûriel, retro-nostálgica y recordando también las camisas de cuadros...


PD: para una idea de cómo sonaría cantada por un grupo de hoy en día, tenemos este engendro.

Posted by Findûriel in | 27.9.08 3 comments
Acaba de convertirse en estrella fugaz, para duelo de los mortales.

Saluda a Marlon, a James y a Monty de mi parte, ¿quieres?
Posted by Findûriel in , | 26.9.08 2 comments
Robado del blog de Flordesombra... lo siento pero no me resisto.

Si es que eres bello hasta de... ¡lo que sea!

Posted by Findûriel in , | 26.9.08 2 comments
¡Hola gentes!

Ya de vuelta de Mallorca, sin una sola foto en las manos (hasta que Telchar me envíe alguna de su excelso cumpleaños), ni una sola postal que enseñaros, ni una entrada que escanear, sólo se me ocurre repetir un meme que puso mi amantísima Floredesombra en su blog, hasta que tenga un pelín menos de sueño y un pelín más de ganas de hacer una minicrónica del viaje.

¿Qué canción escucharías en las siguientes situaciones?

Para Bailar...

-Lento: Reloj, no marques las horas de Lucho Gatica.

-Movido: Seguramente la misma que flordesombra, y es porque somos almas gemelas hasta en eso: Town Called Malice, de The Jam. Se nota que se nos han ido los pies al ver Billy Elliot, ¿eh?

-Profesionalmente: La Guitarra o El Cribero, mis dos jotas favoritas para bailar.

-Sin tener ni puta idea: Alguna del taller de bailes de la EstelCon.

Para comer...

-El desayuno: I don't like Mondays, de Boomtown Rats.

-La comida: Algo suavito, como Robin Hood de Ocean Colour Scene

-La cena: Etnicidad. El reggae de Is this love de Bob Marley o cualquiera de Kepa Junkera.

-Algo entre horas: Folk, siempre siempre. Quizá Little Wheel de Buffy Saint-Marie.

Para andar por la calle...

-cuando estás triste: The Universal, de Blur.

-cuando estás contento: Goddamn right, It's a Beautiful Day de Eels.

-cuando estás encabronado con el mundo: alguna canción que me haga pisar muy fuerte la calle, como London Calling de The Clash.

Para follar: con deleite, Karma Police de Radiohead. Con arrebato, Venus in Furs de la Velvet Underground. Con lujuria, The End de los Doors. Con calma, Riders on the Storm o The cars hiss by my Window, también de los Doors.

Esto es todo, amigos. Espero a la primavera a ver si me viene el duendecillo de la inspiración.

Findûriel.
Posted by Findûriel in , , | 13.9.08 6 comments
Se acabó la campaña de visitas guiadas a las iglesias de Segovia, al menos por este año. Adiós al románico, al Pontormo, al Benson, a la portada de Juan Guas. A dejarme los ojos en la escasa luz de las bombillas amarillas, pero a sobrecogerme con la oscuridad y recogimiento de esa joya del arte. A escuchar cómo las parroquianas susurran sus rosarios, poniéndole énfasis al 'todas las mujeres' del Ave María, pero también a oírlas reír mientras colocan manteles nuevos en las mesas de altar.

Y mañana a las ocho, avión a Palma. Asi que por aquí, al menos por el ordenador de mi casa, no estaré hasta el día 24 o 25 (depende de lo reventada que vuelva de avión, metro, tren y bus hasta casa). Seguro que algo de ordenador toco (si es que Guillem me lo presta, el muy chinche) porque hay que deliberar el fallo de los Gandalf online. Y si no por aquí, por el flog, que alguna fotillo en vivo y en directo caerá :)

Así que espero que os vaya bien a todos en mi ausencia, que seáis buenos o malos según vuestra elección, y que Superman os mantenga a todos a salvo de Lex Luthor y su Atlántida.

Besos gordos!!
Findûs... ¡¡al fin vacaciones!!

PD: haciendo honor al título... el videoclip ^^

Posted by Findûriel in , | 8.9.08 6 comments
Esta mañana he comprado un juego de tres maletas. Una tamaño 'me escapo a casa de Mo cinco diítas llevándome una colección de doramas y otras frikadas', otra tamaño 'me pierdo en la isla diez días como vacaciones atrasadas' y la tercera 'me voy de EstelCon pero sólo me llevo dos trajes'. Algún día me compraré el modelo 'baúl de la Piquer hey Dol Merry Dol' para los atrezzos estelconiles.

Comprándolas me he dado cuenta de ciertas cosas a las que no prestamos atención pero de las que de repente algún día dependemos. No me he mudado mucho en mi vida (de hecho, tenía cuatro años cuando me mudé por última vez), pero como el modelo vacacional que siempre hemos usado en casa ha sido el alquiler de pisos, me he dado cuenta de estas pequeñas carencias. Lo de los pisos es por meter en vacaciones a siete personas y las mascotas de rigor quince días cerca de la playa y no morir económicamente en el intento con un solo sueldo :)

Algunas de esas cosas son las pinzas de la ropa. De repente, te mudas a una casa que tiene unos muebles geniales, unas vistas maravillosas... pero no tienes pinzas para tender la ropa. Así que te arreglas como puedes hasta que compras unas, que naturalmente pueden quedarse en el piso... piso de alguien que no se ha ocupado en ver que tienes que lavar la ropa y en comprar unas puñeteras pinzas... o llevártelas contigo, así como vasos, cubiertos, bayeta y demás pequecosas que has tenido que comprar para poder habitar.

También está la cuestión de las perchas. Cuántas veces hemos terminado colgando la ropa en sillas, en cuerdas improvisadas o incluso dejándola en la maleta para que no se arrugase antes de doblarla precariamente para encajarla en unos cajones sobradamente escasos. Y es que comprar perchas es más engorroso que comprar pinzas de la ropa, que al fin y al cabo pueden terminar convirtiéndose en fuertes o pistolas automáticas con un poco de imaginación. Aunque perchas veraniegas también tenemos por aquí, como las metálicas verdes, cosecha del 97. Lo sé porque en ese momento me estaba leyendo American Psycho, y las perchas se te quedan en la memoria con esa obra.

Mención aparte merecen objetos como batidores de varillas, boles de desayuno, bolsas de congelados, útiles de costura e incluso aquella herramienta eléctrica absurdamente cara que usamos una vez y después nos llevamos a casa (léase desde una batidora americana hasta una pistola de cola caliente). Gracias a eso tenemos en los cajones de la cocina un deshuesador de aceitunas, un vaciador de frutas y un mechador de carne repetidos. En casa hemos llegado a acumular una docena de pinzas de tocador, otra docenita de abrelatas, cinco estuches mini de costura y decenas de cajas de tiritas.

Pero bueno, ¿qué sería de nuestra vida sin estas absurdas pequeñeces, sin estas diminutas necesidades, sin estos objetos ínfimos que acaban abarrotando los cajones del aparador de la entrada? Siempre será mejor que mi estrategia, la de llevarme media maleta de equipaje en previsión de la tonelada de libros que traería a la vuelta y que termino embutiendo con cariño en las estanterías ante la furibunda mirada de mi padre, que no termina de acostumbrarse a mi estrategia de ocultación de volúmenes.

Findûriel, que piensa en el equipaje para no hallarse con la sorpresa de que se le ha olvidado algo importante y acabe con las manos llenas de pequeñas inutilidades.

PD: como posdata, un chiste friki cortesía de mi hermano pequeño.

- Papá, papá, en el colegio me llaman friki
- Y ¿tú qué haces, hijo?
- Me bajo dos puntos de carisma.
Posted by Findûriel in | 1.9.08 10 comments
Hace un par de días que lo vengo observando.

El primer día fue tan sólo un rumor, unos pasitos y un relámpago pardo. El segundo, la intuición de unas uñas diminutas. El tercero, la conformación de una sospecha en unos descuidados zigzagueos vacilantes de quien ha comido demasiado.

He comprobado que no estoy sola en la iglesia en los largos ratos de espera que suceden a veces en horas de despertarse o de hacer la digestión.

El otro día lo vi. Caminando casi a saltitos entre las patas de las sillas del presbiterio. El caso es que no pude decir nada, ni siquiera un tímido 'Eureka', porque estaba explicando los capiteles bestiales de la cabecera. Pero mis hipótesis eran ciertas.

En las excavaciones del siglo XI vive un ratoncito.

Un ratoncito de campo, diminuto, marrón, con el morro chatito y las patas rosadas. Un ratoncito que merodea por las sombras escalonadas tras el altar. Anteayer estuve contemplándolo, después de que decorasen la iglesia para la boda, cómo devoraba con fruición los restos de cera que habían pelado del borde del cirio pascual, abandonados a su suerte como pétalos marchitos en el suelo, pero sin duda una importante fuente de sebo para quien vive entre las piedras heladas de una iglesia.

Después de aquello, remoloneó un rato entre los lilium del centro floral frente a la mesa de altar, se acomodó entre las margaritas y se quedó inmóvil. Creo que se merecía una siesta después del atracón.

Lo he llamado Ignatz, a sugerencia de Nightmary. Espero que, si se enamora de mí, no lo demuestre tirándome un ladrillo.


Hoy he dejado unas miguitas de galleta frente a la rejilla por la que pasa de las excavaciones a la iglesia. Creí que las Nicolasas, que hoy han sido muchas, lo asustarían. Pero al volver para recolocar el cordón rojo junto al presbiterio, el banquete había desaparecido.

A ver si se deja fotografiar un día para que lo veais. Yo y mi debilidad por los roedores...

Findûriel

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